Gato enojado

A veces pasa. Y a veces no.

“¡¡¡No me gustan los libros!!!”

¡Cómo nos rompe el corazón escucharles decir eso, no? Sobre todo si lo dicen luego de haber gastado unos cuantos $$ y bastante tiempo eligiendo un libro SUPER ESPECIAL que evidentemente jamás leerán.

¿Jamás?

Ah… la niñez está sembrada de nuncas, jamás y siempres que:

Nunca son tan así

Jamás son irreversibles

Y

Siempre pueden cambiar.

“Todo muy lindo pero la criatura sigue pegada a la tablet y yo siento que fracaso en mi misión de crianza, que encima parece que tiene que ser perfecta”.

Claramente no lo es. Y menos mal. ¿Quién vive una vida sólo de aciertos y virtudes? Imagino un libro, novela o película donde el o la protagonista sean seres perfectos. Aburridísimo.

Así que ahí estás, en tu propia escena/capítulo personal (y muy real) fracasando en tu afán de promover el amor a la lectura en tu peque. Pero solo en esa escena. No necesariamente el fracaso se repita en las que siguen.

Puede que hoy haya odiado ese libro (y en el mismo acto tal vez a todos los libros escritos y por escribir). Y puede que vos hayas odiado el haberlo comprado (dado el resultado). Puede que todo sea enojo y frustración (quizás lo disimules pero sabes que es así).

Puede que sea todo eso.

Y puede que mañana sea distinto.

No hay historias (ni libros) interesantes sin problemas en el medio, giros inesperados y protagonistas equivocándose bastante antes de acertar.